Los genios no tenemos derecho a morir

. 30 de marzo de 2006
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“Los genios no tenemos derecho a morir, porque el mundo y la sociedad nos necesitan para seguir evolucionando.” 

A la vez, imploraba entre lágrimas, en el hospital:
"¡Quiero vivir, quiero vivir!”

Como Picasso, no pudo soportar la idea de la muerte.
“Lo que me gustaría es la inmortalidad de verdad, no morirme, porque la idea de la muerte es lo único que me angustia. Prefiero hacer cuadros malos y vivir más tiempo”.

A partir de la década de los cincuenta, Dalí vive una etapa aparentemente religiosa, pero que sospechosamente coincide con su vuelta a España. Hace entonces un Manifiesto místico (1951), y su interés por Santa Teresa y San Juan de la Cruz dan origen a su conocido Cristo (1951). Es en realidad un retorno al orden, un regreso a los pintores del pasado que tanto admiraba, como Velázquez o Vermeer. Pinturas religiosas como La última cena (1955) o Hábeas hypercubus (1954) pueden dar la impresión de una fe auténtica, pero en realidad no es más que un mero señuelo para volver a aparecer en los medios, como demuestra el hecho de que en ese mismo período haga obras tan provocadoras como su Joven virgen autosodomizada (1954).

Los últimos cuatro años de su vida los pasa encerrado en una habitación, con la mirada puesta en los muros de su gran obra, el Teatro-Museo que inauguró en 1972. Allí ve “una pared erosionada por el cielo que siempre había buscado a través de la confusa carne de mi vida”. Pero este es “un cielo que sólo se encuentra en el corazón de los hombres que tienen fe”. Así que “por eso me temo que yo moriré sin Cielo”.

“Creo en Dios”, dice Dalí, “pero no tengo la fe”. Ya que “por las matemáticas y las ciencias particulares sé que es indiscutible que Dios tiene que existir, pero no me lo creo”. Esa misma paradoja, es a la que según Pablo en Romanos 1, todo hombre se enfrenta. Ya que en el fondo de nuestro corazón, sabemos que Dios existe, así que no tenemos excusa (v. 20). Pero no le adoramos, sino que nos envanecemos en nuestros razonamientos, por lo que nuestro necio corazón ahora se ha entenebrecido (v. 21) .Dalí dio su corazón a una criatura, en vez de al Creador.

El gran ocaso del Dalí humano comienza al fallecer su musa y pareja Gala en 1982, con la gran diferencia (respeto a Cristo) de que “su amor no puede salvarle de la muerte".

Artículo, De Segovia.

Mundo do fim do Mundo

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Um inglês passou por estes lugares e os olhou sem entender nada. Escreveu assim: 
 
"Tristes solidões onde a morte, bem mais do que a vida, parece reinar soberanamente". 
 
Não entendeu nada, e por isso mentiu como um bom inglês. Chamava-se Charles Darwin.

Mundo do fim do Mundo, Luis Sepúlveda

Espejos

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El aire rebosa de las infinitas imágenes de los cuerpos que por el aire están dispersos. Todas están represetnadas en todas, todas en una y todas en cada una; de donde resulta que, si emplazamos dos espejos frente a frente y en un mismo plano, el primero se refleja en el segundo y el segundo en el primero. El primero, reflejándose en el segundo, lleva consigo su propia imagen y todas las imágenes reflejadas en él, entre ellas, la imagen del segundo espejo. Y así, imágenes dentro de imágenes, hasta el infinito; de suerte que cada espejo contiene en su interior una serie de espejos en la que cada uno es menor que el anterior y en él anida. 
 
 
Tratado de Pintura, Leonardo da Vinci

Errores estructurales

. 22 de marzo de 2006
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Desde el momento que el hombre comenzó a erigir estructuras, éstas comenzaron a fallar. En los tiempos prehistóricos las casas de piedra se construían ininterrumpidamente por Asia Menor, Grecia, Creta, Cerdeña, el sur de Francia e Inglaterra, pero sólo unas pocas sobrevivieron intactas después de 2000 ó 5000 años. 

Las pirámides de Egipto se encuentran entre las siete maravillas del mundo: el Coloso de Rodas, una estatua de bronce que representa a Helios, el dios del sol y mide más de 30,48 metros de altura, desapareció y un terremoto destruyó el faro de Alejandría (Egipto) que según algunos historiadores medía 60,96 metros y según otros 182,88 metros. Derrumbes y errores plagaron algunos de los más grandes monumentos de la historia.
La cúpula de Santa Sofía de Constantinopla comenzó a mostrar signos de debilidad durante su construcción y la tradición cuenta que fue salvada por intervención del emperador Justiniano, que urgió al arquitecto Anthius a arreglar uno de sus arcos principales que se estaba cayendo, porque, "cuando se sostenga a sí mismo no necesitará más los montantes que tiene debajo de él." No obstante, des pués de dos terremotos, el arco del lado este se derrumbó en el año 557, el del lado oeste en el año 989 y el del este, por segunda vez en 1346. La cúpula se hizo estable recién en 1847 colocando cadenas de hierro alrededor de la base.

La obra maestra de la arquitectura gótica, la Catedral de Saint Pierre, en Beauvais, que tenía las bóvedas principales del coro, se derrumbó en 1284, sólo doce años después de su finalización y su torre de 153,01 metros se desplomó trece días después de haberla levantado en 1573. Las grandes cúpulas del Renacimineto italiano, las de Santa María degli Angeli, en Florencia y la de San Pedro en Roma, se resquebrajaron y muy pocos de los monumentos del pasado que aún sobrevivien no muestran signos de debilidad hoy en día.
 
Estructuras para Arquitectos, Mario Salvadori

Eduardo Chillida

. 16 de marzo de 2006
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Inicialmente futbolista, tras una fractura de rodilla cambió sus guantes de portero titular en la Real Sociedad de Fútbol por unas manos desnudas a la búsqueda de volúmenes incitado por su vocación artística. Se inició en el mundo del arte en 1942, con unos estudios de arquitectura que abandonaría para dedicarse al dibujo y la escultura en una academia. 
 
Se mudó a París, donde debutó en 1950 con la muestra Les Mains Eblouis. Impresionado por la escultura griega, empezó a trabajar en yeso para pasar luego al hierro, su materia favorita. Su talento, equiparable al de Brancusi o Giacometti, fue pronto reconocido internacionalmente y su obra queda repartida en los mejores museos y colecciones públicas y privadas. Una gran parte de la producción artística de Eduardo Chillida está constituida por obras nomumentales destinadas a espacios públicos. En este sentido, la obra más monumental concebida por Chillida, su Proyecto para la Montaña Tindaya en Fuerteventura, quedó perfectamente definido y en fase de estudio cuando el escultor falleció. 
 
Podemos destacar también la obra titulada Elogio del horizonte que domina el promontorio del Cerro de Santa Catalina, también denominado La Atalaya, en Gijón, Principado de Asturias. En la última parte de su vida, el propio Chillida constituyó el museo Chillida-Leku, inaugurado el año 2000 en el caserío de Zabalaga (en el municipio de Hernani, junto a San Sebastián) una hermosa construcción tradicional vasca remodelada por el escultor y rodeada de un gran espacio de jardines que hoy albergan la que es posiblemente la mayor colección de la obra del artista.

Niemeyer 99

. 8 de marzo de 2006
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El arquitecto Óscar Niemeyer, a punto de cumplir los 100 años, ha terminado el auditorio del Parque do Ibirapuera, en São Paulo. Comenzó a intervenir en dicho parque con motivo de la celebración de los 400 años de la ciudad, en 1951. El proyecto contaba con múltiples piezas, de las cuales se realizaron varias: el Museu Aeronáutico, conocido como Oca, el edificio de la Bienal, varios edificios administrativos y una gran marquesina que los unía. 
El auditorio es un trapecio en planta, con sección triangular, y parte clave del proyecto inconcluso en el parque. Está asentado sobre el suelo, es de hormigón y de un blanco deslumbrante. El rojo de la marquesina metálica y del portón trasero ponen el contraste, así como la espiral interior de la artista Tomie Othake. Niemeyer llegó a proponer varias soluciones y versiones al cabo de los años. Ahora, con la celebración de los 450 años de la ciudad de São Paulo, se impulsó la continuación del proyecto. No obstante, el arquitecto proyectó dos piezas más, que posiblemente se realicen en 2007.

Gaudí

. 5 de marzo de 2006
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El 12 de junio de 1926 parecía que la mitad de Barcelona estaba guardando luto. Un cortejo fúnebre, de aproximadamente un kilómetro, se dirigía con lentitud desde el hospital de la Santa Cruz, en la ciudad antigua, hacia la Sagrada Familia. Millares de personas se detenían en las calles para rendirle el último honor: Antoni Gaudí i Cornet, "el arquitecto más genial", tal y como le llamaría el pintor uruguayo Joaquim torres García, "el más catalán entre los catalanes". Casi todos los altos digantarios de la región tomaron parte en el cortejo fúnebre. 

Gaudí se había convertido desde hacía tiempo en uno de los héroes populares. El gobierno ordenó que su cadáver fuera depositado en la cripta de la iglesia inconclusa, el Papa dió su conformidad. Gaudí encontró el último reposo en el lugar donde había trabajado 43 años de su vida y al que había dedicado sus 12 últimos años en exclusiva. Había creado su propia patria personal donde se le dedicó un glorioso sepulcro. Cinco días antes las cosas habían sido completamente distintas. 

Como todas las tardes después del trabajo, estaba dando su paseo habitual a la iglesia de San Felipe Neri para orar; en el camino es atropellado y arrastrado por un tranvía. Gaudí cae al suelo inconsciente, pero nadie reconoce al arquitecto que, si bien era una figura renombrada en la ciudad, nadie conocía en presona. Los taxistas, al ver a ese hombre de vestimenta pobre, se negaron a llevarle a un hospital (lo que más tarde les ocasionaría una fuete sanción; algunos transeúntes caritativos se ocuparon de él). Un caprichoso final para uno de los arquitectos más famosos de España, si bien la vida de Gaudí habría de caracterizarse por esa extraña mezcla de contradicciones.

Antoni Gaudí, pg. 6, Rainer Zerbst, Ed. Taschen

Veleros y cruceros

. 2 de marzo de 2006
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El diseño de veleros y barcos en general posee muchos aspectos parejos al diseño arquitectónico. Hay infinidad de diseños y posibilidades. A lo largo de la historia se han intentado imponer fórmulas mágicas de control, y las opiniones han variado desde posiciones conservadoras a otras más abiertas; lo más efectivo siempre ha sido la experiencia y buen ojo para el diseño.

También a lo largo de la evolución del diseño de veleros se ha dado el gusto por proyectos imposibles y fantásticos, llenos de quillas, protuberancias, aerofolios y demás artilugios.
La historia ha demostrado que se partió de naves de crucero, donde primaban esas cualidades de travesía, y pasó por fases intermedias donde crecía cada vez más la importancia de la velocidad, hasta llegar a la situación actual, donde es primordial en muchos aspectos. La eterna cuestión es si un crucero puede ser también un barco de carreras, y en ese intento han invertido su tiempo buena parte de los diseñadores.

Crucero es una manera de vivir más que un deporte. Es sinónimo de navegación agradable, de respuesta amable a la furia del mar, e implica habitabilidad. Debe permitir un entorno para la tripulación que le asegure tranquilidad, descanso y ausencia de balanceos y oscilaciones. El máximo ejemplo se da en el Dorade.

El deseo de velocidad debe equilibrarse con otros aspectos y permitir así el desempeño del barco en todo tipo de mares y climas. Confort, conveniencia y seguridad.

La primera etapa de veleros, partiendo del Jolie Brise hasta el Volunteer, es la llamada de barcos de crucero y competición, o tradicionales. Se parte de un diseño eficaz, y se introducen cambios en el casco, mejorando así las prestaciones de velocidad.

El Wenonah inauguró una serie de veleros de desplazamiento ligero, con poca quilla sumergida y el timón separado de ésta. Los lastres, en forma de bulbo, hacen que sean eficaces para cortas distancias pero inaptos para mar abierto. Requieren buena mar, porque su estabilidad es más reducida. Limitan, por lo tanto, la función.

Fueron muy criticados. Con el paso del tiempo, los yates pasaron a ser una clase distinta dentro de ellos mismos, pues su uso pasó a ser puramente recreativo o de placer. Cambia, por lo tanto, la función. Empiezan a surgir regatas donde la regla única es cruzar primero la meta. Se emplea a fondo la regla física de que los más largos veleros son los más rápidos.

El Flying Fifteen se encuadra en una serie de veleros planos y de competición, con mínima superficie bajo el agua.