Tarde

. 18 de septiembre de 2006
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Quien no comprende una mirada,tampoco comprenderá una larga explicación.

Quien no ve a quien tiene delante durante un año, cuando lo vea, lo habrá perdido. No hay maestros en la vida, ni canciones que consuelen.

Para quienes comprenden la vida

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Si les decís: "La prueba de que el principito existió es que era encantador, que reía y que quería un cordero. Querer un cordero es prueba de que se existe", se encogerán de hombros y os tratarán como se trata a un niño.

Pero si les decís: "El planeta de donde venía es el asteroide B 612", entonces quedarán convencidos y os dejarán tranquilos sin preguntaros más. Son así. Y no hay que reprocharles. Los niños deber ser muy indulgentes con las personas grandes.

Pero, claro está, nosotros, que comprendemos la vida, nos burlamos de los números. Hubiera deseado comenzar esta historia a la manera de los cuentos de hadas. Hubiera deseado decir: "Había una vez un principito que habitaba en planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo...". Para quienes comprenden la vida habría parecido mucho más cierto.

El Principito, Antoine de Saint-Exupéry