Dudas

. 5 de abril de 2006
  • e-mail
  • Technorati
  • Del.icio.us
  • Menéame
  • Twitter
  • Facebook
  • Digg
  • Yahoo
  • Google
  • Diigo
  • Reddit
  • Magnolia

De este modo, el principito, a pesar de la buena voluntad de su amor, pronto dudó de ella. Había tomado en serio palabras sin importancia y se sentía muy desgraciado.

- No debí haberla escuchado - me confió un día -; nunca hay que escuchar a las flores. Hay que mirarlas y aspirar su aroma. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no podía gozar con ello. La historia de las garras, que tanto me había fastidiado, debe de haberme enternecido...

Y me confió aún:

- No supe comprender nada entonces. Debí haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras. Me perfumaba y me iluminaba. ¡No debí haber huído jamás! Debí haber adivinado su ternura, detrás de sus pobres astucias. ¡Las flores son tan contradictorias! Pero yo era demasiado joven para saber amarla. (...)

- Adiós - dijo a la flor.
Pero la flor no le contestó.
- Adiós - repitió. (...)
- He sido tonta - le dijo por fin -. Te pido perdón. Procura ser feliz.

El Principito, Antoine de Saint-Exupéry

0 Comentarios: