Cuatro viajes, y cuatro nombres

. 10 de abril de 2007
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En la habitación todo estaba tan silencioso en inmóvil que pareció un hecho desmesurado lo que acaeció inesperadamente, y que sin embargo no fue nada.

De pronto,
sin moverse 
lo más mínimo,
aquella muchacha 
abrió los ojos. (...)

...y una mujer con un vestido de color naranja, el pelo suelto sobre los hombros. 

En el instante en que Hervé Joncour la vio, ella se dio la vuelta lentamente y por un momneto , justo el tiempo de entrecuzar sus miradas.

Seda,
Alessandro Baricco

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