- ¡Ah!... - dijo el zorro. - Voy a llorar.
- Tuya es la culpa - dijo el principito -. No deseaba hacerte mal, pero quisiste que te domesticara...
- Sí - dijo el zorro.
- Entonces, no ganas nada.
- Gano - dijo el zorro -, por el color del trigo.
Luego, agregó:
- Ve y mira nuevamente las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós, y te regalaré un secreto.
El principito, Antoine de Saint-Exupéry
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